Cuando tienes una discapacidad, o cualquier dificultad añadida a tu día a día, puedes optar por la actitud de enfadarse contigo y con el mundo, y ponerte más trabas e impedimentos de los que ya tienes, o tratar de superarte cada día, y asumir y hacer las cosas con humor.
El humor, siempre he dicho que el sentido del humor salva la vida, estoy segura de que la mía la salvó en muchos momentos, y lo sigue haciendo.

Foto es tomada en Nepal, con una de esas niñas que preguntan de manera natural.
Estas dificultades añadidas de las que hablo, te ponen a veces en situaciones y en tesituras, que de verdad pueden llegar a resultar muy divertidas, y hacer el camino y el aprendizaje mucho más ameno, y además, después, siempre tienes anécdotas que contar y de que reírte, que nunca viene mal.
He tratado de rememorar algunas, y porque no, iré añadiendo nuevas, ahí van:
- Mi secreto mejor guardado, o no (las manchas siempre me delatan), me mancho siempre al abrir latas o cortar cosas porque me apoyo las cosas en el costado para abrirlas, y lo confieso, les echo las culpas a mis niños en esas ocasiones en que la gente me dice «uy, te has manchado».
- Cuando era pequeña decía que me había pillado un tren, no se si era una forma de protegerme o de divertirme, o de ambas, pero me daba seguridad.
- Todavía nos reímos cuando recordamos mi amiga y yo, un día en que ella toda agobiada y cargada de cosas me dijo :» jolines, me faltan manos» , y yo le contesté: «Pues anda que a mi».
- Me sigo divirtiendo cuando voy con la calle y encuentro gente que se manera descarada da codazos a su a acompañante para que se giren a mirarme, a posta me escondo el brazo, porque lo más divertido es ver como se giran como si fueran la niña del exorcista sin conseguir su propósito y de van con toda su curiosidad sin resolver a casa.
- Por el contrario adoro la naturalidad y espontaneidad con la que me preguntan los niños.
- Los graciosos de mis hermanos y mis tíos se buscaron la manera de divertirse ellos y de fastidiarme a mi, atar el trozo de manga que queda colgando a la silla donde estaba sentada sin que me diera cuenta,o dándome, pero ya era tarde, me daba una rabia!, hoy me hace reír mucho el recordarlo.
Y bueno puedo seguir y seguir, y lo haré si queréis, pero con esto sólo quiero dar un claro ejemplo de que la actitud lo es todo, que se nosotros depende, y que como mi hermano David y yo hemos dicho siempre: El sentido del humor salva la vida.
Namasté
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