Para las personas que convivimos con una enfernedad y/o una discapacidad, en muchas ocasiones, el día a día ya supone enfrentarte a retos; los que nos planteamos, a los que nos que nos obliga el medio, y el que supone inevitablemente tener que demostrar al mundo que»yo puedo»
Pero de eso se trata la Vida, de levantarse cada día y retarte a ti mismo, de plantearte nuevos logros, de dar pasitos y supersarse.
Y si, si,… también hay que plantearse grandes retos, esos que son grandes para ti, y que al conseguirlos te hacen sentir poderoso, invencible, que puedes y que super puedes,… Y que te animan a seguir y lanzarte a uno nuevo.
Si echo la vista atràs, puedo ver mucha lucha y muchas de las veces que me sentí así, pero me viene a la mente una en concreto; cuando saqué mi carné de conducir.
Me venía grande, enorme, tuve que armarme de valor, suponía un gran reto para mi…
Recuerdo que la autoescuela con coche automàtico, (que es el coche que yo conduzco), màs cercana estaba a 37 km de casa, y tuve que ir muuuchas veces hasta que me sentí preparada para enfrentarme al examen,… Ni más ni menos que dos meses.
Con frio, con lluvia, después del trabajo, implicando a màs gente.
No fue fácil, pero mereció mucho la pena enfrentarme a eso que tanto me frenaba y limitaba… Porque me sentí orgullosa de mi misma, porque aprendí que si a algo le tenemos miedo, la forma de superarlo es hacerlo con miedo, y porque me sentí feliz de compartir con la gente que me quería mi logro.
Especialmente con mi padre, que hizo esos 37km de ida y 37km de vuelta conmigo cada día, después de su trabajo, cansado, dejando de lado otras cosas, lo vi llorar de emociòn cuando me dijeron que había aprobado, y además de acompañarme en todo el proceso creyó en mi siempre, incluso antes que yo misma.
¡Gracias papà!.
Y tù que leiste hasta aquí, recuerda:
«Hazlo, y si te da miedo, hazlo con miedo».
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